Mil veces hablé de mil cosas que no iba a hacer.
Muy estupido de mi parte, cometí todos los pecados vetados por mi misma. Y acá estoy, sintiendome mal, probablemente defraudada y jurando no volver a hacer un millar de cosas.
Aprendí, por lo menos aprendí. Me di cuenta que el dolor, puede volver ciega a cualquier persona, que nos lleva a hacer todas las estupideces habidas y por haber, que nos impide mirar alrededor, y nos aleja del camino que alguna vez imaginamos.
te referis a que abriste un blog?
ResponderEliminar